A lo largo de la historia el hombre viajó y combatió en busca de un trozo de tierra al cual llamar hogar. Familias migrando desde los confines de nuestro país, se asientan en barrios no consolidados buscando un porvenir y un lugar al cual pertenecer. Sin ser los dueños del suelo sobre el cual se establecen, trabajarán toda su vida para revertir esta situación.
La propuesta busca sensibilizar al ciudadano en su relación con la tierra que ocupa. Ser concientes de que mas allá del techo bajo el cual vivimos, las paredes detrás de la cual nos resguardamos, hay bajo nuestros pies una porción de suelo aprovechable.
Un contenedor (tipo galpón) representará un mundo interno de posibilidades funcionales. Un paisaje. Todo es verde en su interior, un jardín para el encuentro, el intercambio y la enseñanza.
Sobre este pasto, seis contenedores de tanques albergarán aulas y servicios. Por encima de estos, se encontrarán terrazas para la lectura y la distensión.
Los límites de estos contenedores no segregan, no disocian los espacios entre sí. La flexibilidad de las cortinas permite crear al tiempo umbrales y cerramientos, a la vez límites que enmarcan la definición espacial en vez de determinarla. Las aulas, zonas de trabajo y juego, son regiones de este espacio continuo, modelados solo por la ubicación de sus muebles.
La consolidación de un oasis en medio de la indefinición. El verde como contrapunto al caos de la edificación indiscriminada. Un símbolo de identificación con la esperanza y el cambio.
